
La concesión de los Juegos Olímpicos de 1992 a Barcelona sirvió para la transformación del barrio industrial del Poblenou, donde se construyeron las viviendas para los deportistas que después se ha convertido en uno de los lugares más apreciados para vivir de la ciudad.
En la esquina noreste se sitúa uno de los conjuntos más importantes en la Villa Olímpica realizada por los arquitectos Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña.
Es el único edificio de la intervención alejado de la ortogonalidad que presenta todo el conjunto. Se proyectan dos edificios diferenciados, uno, alargado en forma curva, casi de herradura, de siete plantas y una torre exenta de diez niveles de forma ovalada, como hito residencial, visible en primer término cuando se accede desde Ronda Litoral por el lado del río Besós.
La modélica austeridad de la propuesta radica en el uso de dos únicos materiales: el ladrillo cerámico cara vista y las persianas correderas de librillo. Es necesaria una importante capacidad de síntesis para construir un edificio de este tamaño con tan pocos elementos, aunque es cierto que la normativa sugería a los arquitectos la utilización de este material. La utilización de las coderchianas persianas de librillo para la protección de la radiación solar garantizan un adecuado control lumínico en el interior de las estancias.
Miguel Centellas Soler, arquitecto, agosto 2017